Sí, ella era total y completamente diferente a todas las chicas de su edad… Cuando todas las chicas de aquella edad, hablaban de fiestas, tragos, comida, y juntas en general, ella solo pensaba en llegar a su casa, entrar en el baño, tomar la pesa y saber cuántos gramos había bajado aquel día, mientras más bajaba, más alto tenía el autoestima… Pero ese día fue diferente y cruel en cierto modo, y relatarlo trae nostalgia y problemas de redacción, es difícil… Pero comenzaré por decirles cómo empezó aquel día esta chica…
Esa mañana, el despertador de su celular sonó a las 06.45 a.m. en punto, lo apagó para que dejase de molestarla tanto… Se puso de pie y salió de su cuarto rosa a saludar a su madre, luego fue al baño y se encerró, tomó la pesa y vio que pesaba tan solo 38 kilos, miró el espejo y lloró con desesperación en forma minuciosa para que su madre que a punto de salir a trabajar estaba, no se diera cuenta de su gran secreto de niña, silenciosamente repetía “si no eres delgada, no eres aceptada por la sociedad” y cada vez que eso repetía, más lloraba, asi que tomó una simple decisión para ella, pero que sería el peor error de su vida al volver a repetirlo como cada día… Se puso de rodillas al lado del W.C. y metió lentamente sus dedos en su garganta hasta que el vómito salió, pero para su sorpresa, esta vez no fue solo vómito, fue sangre y su garganta ardía de una forma impresionante, llegó a tal punto de desmayarse… Al rato su madre fue a despedirse, abrió la puerta al ver que nadie respondía y la vio tirada en el piso del baño con sangre en su boca y dedos, llorando como loca, gritando, la tomó en sus brazos y pidió una ambulancia con urgencia… Al cabo de 3 minutos aproximadamente, ésta llegó, los paramédicos la pusieron en la camilla, mientras la pequeña se encontraba inconsciente, la llevaron de urgencia al médico… Ésta pequeña tan solo tenía 15 cortos años y a su edad, gracias a Ana&Mía, pesaba solo 38 kilos…
Al llegar al hospital, su madre lloraba mientras era consolada por el profesor de física y matemáticas de la pequeña que inconsciente se encontraba mientras era revisada por muchos médicos… La madre ya sabía que hace un par de años, la pequeña se había obsesionado con ser cada día más delgada, también sabía que vomitaba, pero se suponía que la pequeña llevaba dos meses sin hacerlo, pero no, nunca había dejado aquel gran vicio y necesidad de vida, su madre había sido engañada para que no se preocupara… Al rato, el médico salió y le dijo:
-Su hija, no está bien, lleva inconsciente mucho tiempo ya, y no sabemos si reaccionará o no… Lo siento mucho.
La mujer, desesperada, cae llorando intensamente en los brazos del profesor de la pequeña… Luego, la mujer le pregunta al médico que en frente de ella estaba:
-¿Podré verla aun que sea un miserable minuto?-Sí…-Responde el doctor de la niña.
Camina por el largo y angosto pasillo de la Unidad de Tratamientos Intensivos… Al ir caminando, ve a las personas que en las otras habitaciones estaban, ancianos, niños, jóvenes… Llega al cuarto de su hija, la mira, y la ve conectada a miles de máquinas que en aquel momento le daban la vida para que siguiera luchando por salir de aquel centro hospitalario, la madre desesperada la abraza muy fuerte y le ruega que no muera, ya que sin ella, su vida también terminaría… En la puerta, está en el profesor… Él entra en el cuartito, y comienza a llorar de forma disimulada, mientras intenta convencer a la madre de que se fuera a casa y que descansara, asegurándole que él no se movería de la cama en la que la niña estaba… La madre toma su bolso y se va, pero antes le dice que su pequeña cuánto la ama y la necesita…
-¿Por qué lo hiciste?- Dijo el profesor…- ¿Por qué mentiste? ¡No ves lo hermosa que eres y lo horrible que te pones al vomitar y bajar de peso!
Pero mientras él hablaba, la pequeña no despertaba… Al borde de la muerte, la pequeña sacaba fuerzas para sobrevivir a aquella prisión…
Pasaron horas, minutos, segundos que se hacían eternos, pero el profesor le dijo:
-Yo te quiero mi pequeña y créeme que no me gusta estar aquí ni verte conectada a muchas máquinas que te dan la vida en este momento… El día se me ha hecho eterno a tu lado y tu madre tampoco está bien… Pensar en ti, en cómo estabas de feliz ayer ocultando las lágrimas de desesperación… Solo una cosa te pido, si vives, no te rindas, pues, eres bellísima, y esto hace verte horrible…
En ese mismo momento, la pequeña comienza a abrir sus azules ojos, con debilidad los abre y mira y a su alrededor, mirando dónde se encontraba, y a su lado, ve a su profesor y le dice:
-Sé que cometo errores, pero quiero mejorar… - Le dijo con su débil voz.-¿Entonces qué esperas pequeña? ¿Morir acaso para aprender?- Respondió él.-No, quiero vivir y ser feliz, pero cada día se me hace más difícil y me obsesiono con mi cuerpo.-Lo sé, pero piensa que no estás sola y que muchos te aman por ser como eres, una niña pequeña, tierna y dulce… Que tiene un gran futuro por delante.
La pequeña Elena, intentó mover su brazo derecho para darle un débil cariño a su profesor, pero lamentablemente, su cuerpo se encontraba tan débil que hasta los labios le dolían al hablar.
-Descansa pequeña, yo llamaré a tu madre para avisarle que ya despertaste, luego te traerán la comida y de a poco volverás a probar lo delicioso de la comida.
La pequeña, al estar sola en la blanca habitación comenzó débilmente a llorar, pues, le faltaba su amor… Un chico, un tanto fuera de lo normal… Y justo cuando ella comenzó a sollozar, su amado apareció de pie en la puerta de aquella gigante habitación, él la miró y la sintió tan débil como jamás la había sentido… Caminó hasta la camilla en donde la chica estaba, de la mano la tomó y le dijo:
-Solo quiero que te mejores, que salgamos de la mano de aquí y que veas lo hermoso que es el nuevo mundo que te espera.-Gracias por ser tan lindo y sincero conmigo Vicente…-No debes darme las gracias por algo que siento y que quiero más que nada en el mundo Elena.
Así comenzó el día de aquella pequeña llamada Elena, pero al momento de que todos se fueron a casa para dejarla descansar, con las pocas fuerzas que tenía, a pesar de querer mejorar, se levantó de aquella camilla que le incomodaba y fue hasta el baño de la habitación, de rodillas se puso frente al baño, y comenzó a meter sus dedos en la garganta irritada y con pequeñas heridas… Al cabo de unos minutos, en la puerta, de pie, vio a su psicóloga, una chica de 26 años de edad, que también había sufrido de Ana&Mía, despacio, la recogió del suelo y la sentó en el sofá de la habitación, la abrigó y comenzaron a conversar.
-Esto terminará por matarte- Dijo Amaranta, su psicóloga.-Lo sé, pero es algo que no puedo controlar.-Se puede, es solo que no quieres parar.-Quizás… ¿Me ayudarás?-Lo haré, todos lo haremos, pero para eso, necesitamos que tú quieras salir adelante.-Y lo sé, quiero mejorar, por lo tanto, saldré adelante, y trataré de no volver al baño de rodillas como cada absurdo día.-Que bien me parece que digas todo esto Elena… Todo indica que adelante saldrás.
Una enfermera interrumpe esta conversación, entra y silenciosamente deja la bandeja de comida sobre la mesita que estaba a los pies de la cama de Elena. En ese momento Amaranta le dice:
-¿Comenzarás por comerte esta pequeña ración?-Sí- Contestó la pequeña y débil Elena…
Pero al cabo de tres bocados, no pudo más y sin el menor esfuerzo, devolvió en vómitos todo lo poco y nada que había probado.
-Esto es grave Elena, tu organismo por la costumbre ha comenzado a rechazar el alimento que recibe por más mínimo que sea… A este paso, no sé cuánto podremos hacer… Te diré que deberás seguir un tratamiento largo y un tanto aburridor para personas que sufren de esta enfermedad, pero no podrás darte por vencida, es tu vida contra Ana&Mía.-No me daré por vencida- Respondió Elena.
Pasaron cuatro días desde que la pequeña sufrió aquel “accidente” en el baño de su hogar… La dieron de alta y firmó aquel mismo día una autorización para internarse se el hospital psiquiátrico, dentro del cuál recibiría la debida atención médica para superar esta terrible enfermedad que tanto le molestaba… Entre sollozos y risas, la pequeña se despidió de amigos, profesores, familia y de su enamorado…
Al cabo de cuatro horas de viaje, llegó a su destino, un centro hospitalario, muy distinto a un psiquiátrico, era en el campo, una casona muy grande y linda, al entrar, la recibieron dos chicas, Carla y Andrea, ambas de 16 años, las cuales también sufrían con Ana&Mía, la invitaron a su habitación y más tarde le mostraron el lugar, conversaron horas sin parar, compartieron sus historias y se dieron cuenta de que mucho tenían en común las tres pequeñas chicas…
Al rato, llegó Amaranta al lugar, cuando Elena la vio, corrió a abrazarla y a darle las gracias por confiar en ella y por darle una nueva oportunidad de vivir, en tanto Amaranta, le pidió que mucho se cuidara, ya que nada sería muy fácil, pero con su esfuerzo y fuerza de voluntad, todo saldría mucho mejor de lo tan anhelado.
Y así Elena, comenzó una lenta pero segura recuperación, estuvo poco más de 7 meses internada, recuperándose, pensando y comenzando a vivir nuevamente, mucho le costó, pero ella sabía que mejoraría... El día en que el alta le dieron, su familia y amigos fueron a recibirla, ella feliz estaba, pero tanto de pronto salió él, su enamorado, el cuál la esperaba con unas flores hermosas, para llenarla de alegrías.
-Estás mucho mejor amor mío.-Sí, ahora me veo- Rió la pequeña.-¿Cómo te has sentido ahora que estás con más peso y sin vomitar?-Bien, mucho mejor, ahora siento ganas de vivir y de querer salir adelante.-Que bien es eso amor mío… Pero ahora quiero preguntarte algo, y quiero que seas sincera conmigo.-Ok, dime qué necesitas saber.-¿Quieres ser mi novia?-Le pregunta mientras se tapa la carita.-Ayyyyy amor, claro que sí, pues, no te imaginas todo el tiempo que esperé para escuchar esas bellas palabras de tus lindos labios.-Entonces, a partir de este mismo momento, eres mi hermosa novia.
Sellaron este bello compromiso con un beso tan apasionado como nunca imaginaron darse en la vida, pues, eran novios, y el sueño de la pequeña Elena, al fin se hacía realidad.
-Terminaré de mejorar, y no volveré a caer jamás.
Fue la promesa de la pequeña Elena…
Tontona! ¬¬ nadie te manda a esa wea....podrias hacer uno con los cortes...seria bkm...yo no me atrevo, y no se por donde empezar, solo se que de esa cuestion se puede salir:D cuesta pero se puede:)
ResponderEliminarTe quiero maraka de la vida:D