Muchos me llaman ilusa, hasta ingenua,
Pero son pocos los que realmente saben lo que siento,
Qué sabrán aquellos, de lo que hay en mi alma,
Del sufrimiento que me rodea y de las ganas de huir que tengo dentro…
Tal vez ahora vivo ilusionada,
Soñando despierta con volver a sentir sus labios,
Creyendo en un momento sin fin, en el que sus ojos me hablen nuevamente,
Y me pidan volver a su lado una vez más perdonando todo.
Extraño hasta su aroma, agonizo pensando en un mañana junto a él,
Tiemblo recordando hasta el más mínimo momento,
Ansío de una loca manera, volver a reír con esa intensidad.
Soy una enamorada consentida, soy una mujer intranquila,
La calma se me ha ido hasta las nubes y el corazón ignora a la razón.
¡Qué ganas de decirle cuánto lo necesito!
¡Qué ganas de decirle nuevamente lo mucho que lo amo!
¡Qué ganas inmensas, de volver a sus brazos y sentirme como una niña entre ellos!
Mis ojos lloran y nada ni nadie los calma,
Mi alma clama su amor, y mis manos anhelan las suyas,
Ya no sé ni qué pensar o qué creer,
Mi mundo se cae a pedazos y no lo puedo controlar.
Lo extraño, lo amo, lo necesito,
Y no puedo decírselo,
Que acaso… ¿Será mejor seguir respetando su decisión y continuar dañándome?
¿O debo ir y decirle esto que siento y que tanto con él tiene que ver?
Miro al cielo buscando respuestas, miro a mi lado a ver si está conmigo,
Pero no veo nada, y me desespero, me suicido lentamente,
Mi alma muere, mis latidos se vuelven lentos, mis pasos son extraños,
Y solo quiero tirarme en algún lugar y volver a lo que fue.
Necesito la calma que su amor me daba,
Necesito las caricias que me acurrucaban,
Necesito las palabras que me alentaban,
Necesito al hombre que me amaba…